Hablemos de los gastos en la evaluación de proyectos en salud. Nos interesan aquí, todas las variaciones en los gastos normales de la operación, que aparecen gracias al proyecto que evaluamos. Recordemos que ya hemos tratado en esta serie la inversión, y los ingresos.
Antes, una opinión desde la experiencia: los gastos, así como los supuestos, si bien son una parte menos glamorosa de la evaluación, son esenciales para evaluar correctamente. Y frecuentemente son mal estimados, o francamente omitidos.
Es frecuente escuchar algo como: “El equipo cuesta diez millones, y vamos a vender cinco millones más por año, ¡se paga en dos años!”. ¿Suena bien, no es cierto?
Pero es falso. O no necesariamente cierto. Así como los fármacos y las terapias pueden tener efectos no deseados o adversos, los proyectos no se evalúan sólo con la inversión y las mayores ventas.
Al aumentar el “tamaño” de la operación, es decir, al “hacer más”, también se gasta más. Y no nos referimos a la inversión, que ya tratamos en un artículo anterior, sino al impacto en los gastos corrientes. Estos, disminuyen el flujo, impactan con signo negativo en los mismos. Y subestimarlos puede conducirnos a conclusiones optimistas, que en el tiempo, veremos no cumplidas. La idea de la evaluación de proyectos es encontrarse con esa verdad antes de emprender el proyecto.
Revisemos los principales tipos de gasto en empresas de salud, y cómo podemos estimarlos en una evaluación de proyectos.
Recursos humanos en la evaluación de proyectos
En muchas empresas de salud, el principal ítem de gasto es el asociado a las personas. Ya sean remuneraciones propiamente tales, u honorarios profesionales, pueden significar desde el 40% hasta el 70% de las ventas. Como sea, casi invariablemente son el principal concepto de gastos.
Al emprender un proyecto, si aumentamos la actividad, pueden aparecer tres gastos adicionales de este tipo.
- Personal contratado directamente para entregar el servicio. Frecuentemente son médicos u odontólogos, así como enfermeras, técnicos paramédicos, auxiliares de servicio, u otros profesionales de la salud.
- Honorarios profesionales. Normalmente los de los profesionales que directamente participan en la prestación, que pueden ser no contratados, pero reciben un porcentaje de la venta. Aquí, atención con los “socios que son operadores”. Aunque el profesional que realiza la prestación sea un socio inversionista, debe recibir (y considerarse) sus honorarios independientemente de su condición de socio.
- Personal administrativo: para aumentar la actividad debemos aumentar la capacidad de dar horas, de recibir e ingresar a los pacientes, etc.
Materiales
Independientemente de que sean insumos o fármacos “cobrables a paciente”, es habitual que la venta adicional implique un mayor gasto de materiales clínicos. Si se trata de más actividad de prestaciones que ya se realizan, existirá información confiable de estos montos. En el caso de que no esté disponible, estamos en presencia de otro problema, el de no disponer información confiable de los resultados de la empresa, que escapa al alcance de este artículo pero es aún más fundamental que la evaluación de proyectos posibles. Si se trata de insumos no habituales, deberá contarse con cotizaciones reales de estos nuevos materiales a emplear, los que junto a las especificaciones técnicas de las nuevas prestaciones, nos permitirán estimar este concepto de gastos.
Mantención
Muchos procesos de adquisición de equipamiento incluyen un contrato de mantención. Sea o no el caso, la mantención de los equipos por parte de un servicio técnico calificado, es un gasto que debe ser incluido en la evaluación de proyectos.
Gastos generales y servicios de terceros
En este concepto general se incluyen los aumentos de gastos básicos, como energía, servicios de comunicación de datos, gas, agua, aseo e infraestructura en general. Es clave estimar las variaciones en estos conceptos, asociadas al proyecto. También pueden aparecer aquí los gastos de tramitación de permisos y autorizaciones sanitarias, y si se prevé la necesidad de comunicar y publicitar los nuevos servicios, los gastos de publicidad y marketing también pueden incrementarse, al menos durante el período inicial, en que se da a conocer el nuevo servicio.
Depreciación en la evaluación de proyectos
La depreciación como tal, si bien es un gasto, no es un “flujo”. No hay un “pago por depreciación”. Pero la depreciación refleja un concepto importante: la pérdida de valor de los activos fijos por el paso del tiempo y el natural uso y desgaste. Al no ser un flujo, la depreciación no se incluye en la evaluación (salvo para estimar el efecto en impuestos, sumándose y restándose). Pero sí es aconsejable incorporar un concepto relacionado: la reinversión, que puede ser una reserva de fondos para la adquisición del equipamiento de reemplazo, o para la compra de upgrades que mantengan el equipo en condiciones de operar correctamente y competitivamente.
Gastos financieros
Si existe financiamiento externo para el proyecto, ya sea un crédito, leasing, o incluso el uso de líneas de crédito, los intereses asociados son también un gasto asociado al proyecto. Una evaluación de proyectos profesional incluirá dos escenarios, uno “puro” o no financiado, en que se considera todo el monto de inversión en el “período cero”, y una evaluación “financiada” en que se distribuye el flujo de inversión en el tiempo, y además los intereses a pagar.
Impuestos
Por último, en esta revisión somera de los gastos, no debemos olvidar el incremento de impuestos que se genera por el proyecto. El proyecto como tal, salvo que se generen nuevas personas jurídicas para su implementación, no paga impuestos por sí mismo, pero si genera un aumento de este costo.
Caso especial: la evaluación de proyectos de eficiencia
Un caso especial que vale considerar son aquellos proyectos que no buscan una mayor venta, sino un menor gasto. Estos son totalmente válidos, en la medida que mejoran el flujo de caja por la vía de reducir los costos, aunque no aumenten las ventas. Y son llamados habitualmente “proyectos de eficiencia”.
Al no haber aumento de venta, el “corazón” de la evaluación es precisamente lo que hemos tratado en este artículo: la reducción de los gastos, que será la fuente de las variaciones de flujo. Tiene sentido la evaluación de proyectos, en este caso, si se realiza una inversión para hacer real estos ahorros. O si, aún sin invertir en bienes durables (activos fijos) se incurre en gastos para generar ahorros en otros conceptos de gasto.